jueves, 23 de junio de 2011

La batalla contra la mente

Hacía años que no ensayaba una vía más de una tarde. El bloque Año javático, 7A o 7A+ de Almenara, (bloque porque se va sin cuerda, pero son unos 25 movimientos) no es difícil, de hecho lo saqué hace años algo así como al tercer pegue, aunque por una versión ligeramente distinta, que es como me lo contaron en su día. Pero este año, con esto de las lesiones, estoy flojo y sin pila, así que empecé a darle pegues hace tres semanas, y no había forma. Poco a poco lo fui matizando (supliendo mi falta de pila con un flash milimetrado) hasta que la semana pasada le di 3 pegues seguidos quedándome a un paso del top. "Esto está hecho, a la próxima cae." Dos días después volví con la idea de quitármelo de encima, pero el que cayó volví a ser yo. "Ok, estoy cansado, descansaré un día y volveré más fresco". Así lo hice, pero al siguiente pegue iba más intranquilo por el hecho de estar solo, y volví a caer donde siempre. Cinco caídas en el último tramo. Empezaba a haber un diálogo en mi mente, "qué leches me pasa, no pienso parar hasta que la haga", "no te obsesiones, entrena más y ya volverás", o "déjate la escalada, decididamente no vales para esto". Entonces recordé que escalar no es solo conseguir que tu cuerpo repita una serie de secuencias. Escalar es todo, es también vencer a tu mente, tus bloqueos, tus limitaciones... Hace dos días volví, volvía a estar solo, pero iba decidido a hacer las cosas bien: concentración, buen calentamiento, visualización. Empiezo, paso, paso, reposo, voy bien, perfecto, segunda parte, paso, paso, uf, me noto cansado, queda un movimiento, toco el top, ¡al suelo! ¿¿¿¿cómo es posible que se me haya abierto la mano????

Esta vez sí que era la oportunidad perfecta para mandarlo todo a la mierda, pero acepté el reto, hasta me gustó. La verdad, prefiero que mis retos sean 7B, pero ¿lo importante no es luchar contra nosotros mismos? ¡Pues si un 7A/+ me cuesta como un 7B, a ponerle las mismas ganas! Ayer volví a la cueva: calentamiento, visualización, los colchones en su sitio, me quedo solo pero no me importa porque no voy a caer. Música en el móvil para animarme, pongo la cámara (me equivoco y grabo con calidad baja), vamos allá, paso, paso, reposo, qué bien voy, llegamos al punto crítico, concentrado en los movimientos, ni un fallo, no me doy ni cuenta y tengo ambas manos en el top. Ha sido fácil, como tenía que ser. Escalar me sigue gustando cada día más. Quiero nuevos retos, le he encontrado el gusto también a ensayar vías.


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