lunes, 14 de octubre de 2013

Proyectazo

2013 tenía que ser el año en que por fin, después de tantos años soñando con ello, me decidiera a intentar culminar mi sueño como escalador: encadenar un 8a. Empecé el año lesionado, y ello me hizo rebajar un poco el objetivo: 7c, y el 8a para 2014. La experiencia que dan los años hizo que por fin actuara con cabeza: rehabilité, empecé sin forzar, hice un curso de entrenamiento con Bruno Macías en el que aprendí muchísimo y por fin todo lo que había aprendido en tantos años parece que empezaba a tener sentido. De momento (toco madera) por fin estoy escalando sin lesiones desde hace meses, y sí, voy al menos a intentar cumplir mi objetivo.

La elección de la vía no es cosa fácil, hay muchos factores, pero al final el que más ha pesado es que me tiene que motivar a tope. Tenía que ser una vía preciosa, en un entorno fantástico... y si encima es una vía con la que soñaba desde que la vi por primera vez hace muchos años, ¡pues mejor aún!

Mi primera sensación al plantarme en la base del Delfín (7c+ de Rodellar) fue de pánico escénico. De repente me sentí pequeñísimo, no por la vía en sí, sino porque pocas veces me he atrevido a intentar convertir un sueño en realidad, y aún no sé si eso se puede hacer.

Solo le di un pegue, lo suficiente para ver qué necesito para encadenarla, pero que me dejara fuerzas para disfrutar del fin de semana en Rodellar, con otras mil y una vías increíbles. A grosso modo, caigo creo que en la 6ª chapa porque no veo un canto, y en la 8ª por fundición de antebrazos. En la 10ª hay un reposo de espalda y de ahí a la reunión no parece difícil, lo cual me deja que necesito pila para dos chapas más, y conseguir darle sin fantasmas en la mente. Bien, anotado. Vuelvo a casa y lo primero que hago es reservar para dentro de un mes... Continuará ;)


No hay comentarios:

Publicar un comentario