lunes, 7 de diciembre de 2009

Ni Punta Escarra ni Anayet, Pico Garganta

Buff, qué malas condiciones hemos elegido para salir a la montaña... Llegamos Laure y yo a Broto el sábado y nos encontramos con unas previsiones para el día siguiente de 80% de probabilidades de lluvia... En efecto, al levantarnos el domingo a las 7 de la mañana, ya lloviznaba, y así estuvo todo el día, con esa agua-nieve que parece que no moja, pero la mochila acabó empapada. Aún así, subimos a Formigal, y nos adentramos en el valle por el que se sube el Anayet, que acabó siendo nuestro objetivo. Iba a ser la Punta Escarra, pero Laure se dejó la cuerda... El Anayet solo requiere un cabo de anclaje de los de ferrata, y eso sí llevabámos. 


Total, que empezamos la subida y nos encontramos una nieve tremendamente blanda... te hundías hasta con las raquetas. Otra mala noticia, Laure saca la cámara de fotos y... ¡tatán! se encuentra la pantalla resquebrajada (¿el frío?). Al poco de subir, nos adelanta un chico con acento vasco que iba solo, y dimos por hecho que también iba al Anayet... ¡craso error! Siguiendo su huella, nos desviamos donde no debíamos, y no nos dimos cuenta hasta llegar a la cima del Pico Garganta. "Oye, ¿y la famosa sirga? (cable)", "No sé, pero el altímetro marca 2.100, no 2.500, y a mí me mosquea que haya sido tan corto..." Pero ya eran las 12 y pico, y tal y como estaba el día (¡un frío tremendo en el collado y la cima!), la nieve de blanda, y Laure de cascado (no son los juanetes, ni la altitud, ¡es la edad!), estaba claro que no había otra opción que bajarnos. Por cierto, por fin he encontrado un apodo para Laure: Pupas. Le va como anillo al dedo ;) 


Como llegamos pronto abajo, aprovechamos el día para ir a ver en qué condiciones está una ferrata de la que hemos oído hablar y tiene muy buena pinta, la ferrata de Siala. Resultó estar más lejos de lo que creíamos, a unos 40 km. de la frontera, entre Les Eaux Bonnes y Gourette, y estaba totalmente mojada, pero en una época más cálida ¡vale la pena acercarse! Hasta el momento, es la mejor ferrata que he visto, no por la parte de pared, abarrotada de peldaños y no muy larga, sino por un primer tramo en el que te lanzas por una tirolina (la polea no estaba, ¿será que la retiran en invierno?), sigues por un puente nepalí pasando por debajo de una cascada y cruzas el río por otro puente nepalí... ¡Esta primavera, será uno de mis destinos obligados!


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