lunes, 22 de marzo de 2010

¡Qué injusto, joder!

Éste es el texto que pedí a Desnivel, la revista favorita de César, que publicaran a modo de homenaje a nuestro gran amigo... (lo hicieron en el número de junio, aunque con cierta estúpida censura).

"Perdonad si tardo en contestar, no es que no tenga tiempo para vosotros, sino todo lo contrario". Con esta frase con la que nos recibía en su Facebook, se describía perfectamente. Para él sus amigos, su gente, lo eran todo. Puede que suene a tópico, pero los que nos enorgullecemos de haber sido sus amigos, sabemos que no hay otro como él.

César nunca ha hecho un octavo, ni un M10, ni ha subido un ochomil. Pero no conozco a nadie a quien la montaña le deba tanto. Enseñó a amarla a decenas de personas, y a todos nos contagió su pasión. Daba igual si querías hacer alpinismo, escalada, senderismo, espeleología, esquí, vela, patinaje, windsurf... o simplemente hacer un viaje (pues con 36 años ya se había recorrido medio mundo). Increíblemente sacaba tiempo para todo y para todos.

No vamos a dejar de ir a la montaña, como no dejamos de conducir o de ir a trabajar, aunque también muera gente. Vamos a hacer lo que César nos enseñó: disfrutar de la vida, pero siempre con precaución. Y, seamos de Valencia o de Madrid, seguiremos quedando, como él hubiera querido, aunque ahora tengamos que organizarlo todo los demás...

Este último San José, maldita sea, no quiso venir a ver las Fallas. Prefirió unirnos de nuevo en la montaña. Desgraciadamente, muchos no pudimos acompañarle al Pirineo. Desgraciadamente, porque si todos los que le queremos hubiéramos estado allí, ni siquiera esa maldita avalancha hubiera podido con todos.

domingo, 21 de marzo de 2010

La llamada que nunca quieres recibir

A veces ocurre. Suena el teléfono y contestas, sonriendo al reconocer la voz al otro lado del "hilo" (hoy en día de las ondas). Pero ese día la voz suena más seria que de costumbre, y las primeras frases que escuchas se te van a quedar grabadas para siempre. Las fases me imagino que serán para todos más o menos las mismas: primero negación e incredulidad, después rabia, y por fin surge la pena (a veces sin que se extinga del todo la rabia).

El viernes fue uno de esos días, y ya nunca más el 19 de marzo será San José, ni el Día del Padre, ni el de la Cremá... Sino el día en que perdí un verdadero amigo.

El fin de semana lo he pasado en Madrid, de velatorio y entierro, con Sole, Axel y Patri. Qué suerte, tener gente alrededor que siente lo mismo que tú y con los que, sin tener que decirlo, haces un pacto: vamos a intentar sonreir, y hablar de otras cosas, y recordar, de la forma menos dolorosa posible, esos buenos ratos con la persona que falta. Y así, ser fuertes juntos, que para eso, sin saberlo, nos había preparado. Y es que, si me pongo a pensarlo, casi todos mis amigos lo son gracias a César. Otra cosa más que le debo...

viernes, 19 de marzo de 2010

Bautismo de Jonathan

Teniendo en cuenta que hace como 13 años que somos amigos, era casi increíble que nunca me hubiera llevado a Jonathan a que probase esas cosas que hago los fines de semana (me refiero a escalar, eh!).


Hemos ido a "mi" pared (Torreblanca). La lástima ha sido que no pudiéramos embutir una talla 44 de pie en un 41... Desde luego, ¡a mí no se me ocurriría ponerme a escalar con unas zapatillas de tela! Así que Jonathan nos ha dejado alucinados haciéndose Alguien voló sobre el nido del mirlo (5º) del tirón, y la mitad de Cacho a cacho (5+).


Como siempre, lo importante es que nos echamos unas risas. Y dice que se va a comprar un arnés y unos pies de gato... ¡tal vez tenemos un nuevo acólito!